August 05, 2006

Cicatrices

Las heridas corporales casi siempre dejan cicatrices, algunas veces apenas son perceptibles y otras, son más que notorias. Observando detenidamente mi cuerpo, recorriendo pies, piernas, rodilla, brazos, codos, cuello, cara… voy encontrando marcas en mi piel que se han formado a lo largo de los años. Hay algunas cicatrices que solo de verlas me remontan a mi niñez, puedo recordar exactamente como surgió esa marca, que estaba haciendo, si me dolió, si hubo mucha o poca sangre, si usaron alcohol o simplemente agua y jabón, y demás detalles insignificantes. Algunas cicatrices pueden traer recuerdos tristes que quisiéramos olvidar y otras, curiosamente, me provocan sensaciones de paz, alegría, de lecciones aprendidas y no puedo evitar sonreír al recordar como llegaron a ser parte de mi piel.
Si un niño anda en bicicleta por su barrio, pasa por un bache y se va de boca, termina con el labio hinchado y tal vez un par de dientes rotos… es seguro que, en primer lugar, al volver a subir a su bicicleta se sentirá algo incomodo o temeroso (sobre todo si la caída fue muy dolorosa). Ahora andará con más cuidado y se fijara en el camino para no volver a caer de esa manera. Nada le asegura que no volverá a caer, pero por lo menos hará todo lo necesario para evitarlo.
Para cuando el niño crezca y se convierta en un adulto, ya tendrá toda una colección de cicatrices, externas e internas que serán una parte importante de él, de su historia personal.

Las cicatrices en la piel se pueden cubrir con nuestra ropa y en algunos casos, hasta con maquillaje. ¿Pero que hay de las cicatrices que no se ven y que nunca sanan completamente, las que todos llevamos dentro? Esas… ¿quien las cura?
Si te cortas, por ejemplo, debes actuar enseguida, desinfectar el área, poner una gasa, acudir a un doctor. Pero, ¿qué pasa cuando alguien a quien amas y en quien confías te lastima? ¿Quién atiende las heridas provocadas por el abandono, las mentiras, los golpes de la vida? ¿Por qué tardamos años en buscar ayuda para sanar una herida, que crece día con día haciéndonos un daño a veces irreparable?

Para algunos, la respuesta a estas preguntas es: Dios. El lo cura todo, lo único que tienes que hacer es rezarle y pedirle que ayude a sanar tus heridas. Personalmente, no descalifico la idea pero no creo que sea lo único que podemos hacer ni es la respuesta para todos los seres humanos. No todos tienen la fortaleza o fe necesaria para dejarlo todo en manos de un ser supremo. Y, pensándolo bien, creo que cada quien debe tratarse de la manera mas efectiva para uno con la única condición de no hacer daño al prójimo.

Creo que la sanción empieza por voluntad propia y que siempre es difícil dar el primer paso… pedir ayuda. Lo más importante es aceptar que solos no podemos, que somos seres unidos por un hilo invisible que nos hace parte de algo mas grande de lo que pudiéramos imaginar.
No podemos permitir que nuestras heridas afecten las relaciones que tenemos con la gente que amamos. Si un amigo me traiciona, no significa que los demás harán lo mismo… ¡ah pero que difícil será volver a confiar en él o en las amistades nuevas que vayan llegando a mi vida!

No cometamos el error de juzgar a las personas basándonos en experiencias pasadas. Cada ser humano es único, imperfecto y reemplazable. Confiemos en la gente, abrámonos al amor, a la amistad…
Amigos, les deseo de todo corazón que las heridas del alma cicatricen rápidamente y que con paciencia, amor y sobre todo fe, desaparezcan por completo.

2 comments:

Carthief said...

las cicatrices internas o externas forman caracter,yo tambien tengo bastantes marcas y cada una tiene su historia, somos como un libro y la historia esta plasmada en nosotros!! saludos

perea said...

hey gracias por la visita. saludos.