August 06, 2008

Te veo, pero no me ves.

Estoy sentada junto a la ventana un restaurante, tomando un café y observando a la gente pasar. ¿A dónde irán y de dónde vienen? Observar a los seres humanos en el ir y venir de sus días, es uno de mis pasatiempos favoritos y para mi buena suerte, una actividad excelente para realizar en Barcelona.

No sé si hay más gente como yo en el mundo... de hecho, he de confesar que cuando he llegado a platicar de este pasatiempo con otras personas me ven con cara de “le hace falta un playstation o mínimo internet en casa”. Sé que debe haber otras personas así, gente que observa a otra gente y se pone a inventar historias…seguro que sí, ¿no?

Puedo crear toda una novela en mi cabeza una vez que escojo a algún personaje en la calle, es una especie de ejercicio mental. Es decir, en vez de jugar sudoku (guácala) para pasar el tiempo, observo el ambiente y empiezo a crear la historia.

Por ejemplo, contaré un poco de una historia reciente, aunque en este caso los nombres son reales, en las otras historias no tengo el breve contacto que tuve con los dos personajes que vienen a continuación:

Doña Juana y Don Pablo, una pareja mayor, la señora de unos 75 y el señor, ya seguro entrando en los 80. Van los dos sentados en el bus, tomados de la mano. Ella viste una blusa color rosa, impecable, haciendo juego con una falda de flores que le llega debajo de la rodilla, calza unas zapatillas negras de tacón. Él, viste de guayabera azul claro, pantalón café y zapatos de piel color café. Llevan una bolsa con pan y en otra, dos botellas de vino.

Doña Juana: Oye Pablo, que ya te he dicho que no vamos a llegar a tiempo, será mejor que la llames.

Don Pablo: Ay Juanita… y yo te he dicho que la Rosa nos espera a las dos de la tarde y no a la una y media. No entiendes, no entiendes Juana…

Doña Juana: Por eso digo, que le hables que no llegamos.

Y así siguieron, unas tres paradas más. Con la misma cantaleta, pero sin soltarse las manos. Ella insistía que no llegaban y él, al final, mirándola a los ojos le dice: Está bien Juana, llamo a la Rosa.

Yo estoy sentada frente a ellos y no puedo evitar una sonrisa, el señor lo nota y sonríe. En la siguiente parada se bajan, el la ayuda a bajarse del bus y caminan tomados de la mano.

A mí me faltaban unas 7 paradas más, además del trayecto en tren hasta la Universidad. Pues bien, en ese tiempo, escribí la historia de Juanita y Pablo en mi cabeza, empezando por el momento en que se conocieron, en el orfanato en el que fueron abandonados los dos, al estallar la guerra civil española, hasta el día en que los vi en el bus, tomados de la mano camino a casa de Rosa, la hermana perdida de Pablo y que ahora verán por primera vez.

¿Qué tal? Esta historia ha quedado guardada en mi cabeza, es mía y no compartiré más detalles. Algunas de las historias que me invento si las escribo, ya sea en papel o directamente al ordenador, pero otras…las que guardo en la mente son como viejos amigos que colecciono en mi interior para que le hagan compañía a mi alma y la entretengan.

1 comment:

♥Kish en Italia♥ said...

Martiniiiiiiii...
Porque no me invitaste a formar parte de tu blog!!! estoy sentida contigo.. (no es cierto)
Oye tu historia me gusto mucho! sabes que algo similar me pasa, pero en vez de inventar las historias de las personas, las observo y descubro con sus movimientos y forma de vestir el cartacter... jeje aparte que como me fascina la moda... siempre me fijo primeramente en eso... jeje
Oye ya te agregue a mi blog, asi es que alomejor te caen mis amigos blogueros...
Besos XX