July 18, 2008

De morreos y arroz caldoso.

El fin de semana pasado fue de los buenos, de esos que te toman por sorpresa y que por lo mismo, se disfrutan mucho más que los planeados. Es por sucesos como estos que justo cuando estoy a punto de dar el brazo a torcer y empiezo a pensar que tal vez eso de casarse y formar familia no es mala idea… POW! Suceden estas cosas que me hacen decir: ¡Viva la soltería, la libertad y el libre albedrío!

El jueves salí a tomar unas copas con Tony y Guillaume… que por cierto, he decido que será Memo de ahora en adelante, porque pronunciar su nombre correctamente me provoca una contorsión en la cara que no es muy atractiva.
Después de unas cervecitas, cenamos en un restaurante “griego-libanes” y de ahí nos fuimos a “El Coleccionista”, un bar de Gracia que me gustó mucho (muy buena música). Estando ahí, llegaron otros amigos y resultó que al día siguiente iban a pasear por la Costa Brava y me invitaron a ir con ellos (¿ni cómo negarse verdad?).

El viernes en la tarde salimos hacia Bagur y zonas circundantes… ¡qué lugares tan mega chidos! (guay pues…algún día diré esa palabra con naturalidad). Lo mejor de todo era la compañía, iba con una pareja de catalanes (una Marta sin H y su novio, el Emperador de Catalunya), un mexicano y un francés, excelente combinación. Los dos amigos catalanes nos dieron un tour excelente, no hay como viajar con gente nativa para realmente saborear lo mejor de cada lugar. Aprendí de todo un poco, hubo explicaciones de usos y costumbres locales, indicaciones para pronunciar correctamente algunas palabras en catalán y hasta palabras nuevas como “morreo” (cuyo significado aún no me ha quedado claro del todo, but it’s a good thing apparently…).
Cenamos a la orilla de una playita, sobre la arena. De entrada, unos mejillones de roca deliciosos y como platillo principal, un arroz caldoso con bogavante… LO MEJOR QUE HE PROBADO EN LOS ULTIMOS 9 MESES DE MI VIDA. Después de la cena nos fuimos a un bar muy “pijo” por una copa y después, al lobby de un hotel donde realmente se arma la fiesta, con mujeres bailando sobre la barra, muy “Coyote Ugly” al estilo europeo (been there, done that).

Como a eso de las tres de la mañana, Marta y su novio se fueron por su lado y quedamos los chicos y yo, que partimos hacia Tossa de Mar a pasar la noche en casa de uno de ellos, Uri, que es un tipazo. Al día siguiente, fuimos a desayunar en el pueblo y a recorrerlo un poco. Recomiendo totalmente una visita a ese lugar, esta de poca madre (guay, súper chido, cool, padrísimo, curada, etc.). Además, pasar el día con puros machos es algo que me cae muy bien de vez en cuando.

En este viaje tuve varios momentos de esos en los que te sientes en perfecta paz y armonía con el universo. No sé si es porque ahora estoy más en sintonía con el entorno y mi consciencia o simplemente, porque es resultado directo de estar donde debo estar.
Es más, acabo de tener otro de esos momentos hace unos minutos. Estaba viendo la lluvia por mi ventana, con un plato de cerezas en la mano y saboreando una de ellas mientras contemplaba el agua caer. Disfruté del momento sin pensar en nada, solo viví la experiencia del olor a tierra mojada entrando por mi ventana, el sabor de la cereza y la maravilla de estar viva.
Rock on!

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