October 21, 2003

What dreams are made of...

No sé a qué se debe, pero desde que tengo uso de razón puedo recordar con gran claridad, casi todo lo que sueño. Tengo un pequeño diario, que de momento está un poco olvidado, en el que escribo los sueños más impresionantes, aquellos que parecen más reales... esos en los que al despertar, sentimos que en realidad estuvimos en otro lado, que en realidad lo que soñamos, sucedió en alguna otra dimensión.
Antes, es decir, hasta hace mas o menos un año, esos sueños “reales” sucedían muy de vez en cuando. Mis sueños eran confusos, algo así como cuando vemos los cortos de una película que está por estrenarse, donde vemos flashazos, pedazos de una historia.

Nunca he entendido qué factores de la vida diaria influyen en que uno tenga sueños “buenos” o “malos”, pero creo que cada vez me pierdo más en esa línea invisible entre lo que es real y lo que es solo un sueño.
¿A qué viene todo esto?, sencillo... a un sueño más que tuve ayer, 19 de octubre del 2003. Lo voy a escribir en mi blog, porque creo que no lo puedo decir en voz alta sin que se quiebre mi voz... de mi garganta no pueden salir las palabras necesarias para describir lo que sentí, lo que estoy segura que viví, en algún lugar lejano, la noche de ayer...

Estoy sentada en un salón de clases, esperando a que llegué el maestro a dar su clase. De pronto, veo que me hace falta un libro y me salgo del salón. Empiezo a caminar por los pasillos hasta que llego a la salida y puedo ver un campo verde, siento aire fresco en mi cara y respiro profundamente. Después, veo a mis Papás que me hacen una señal para que me acerque. En cada paso que doy puedo ver mas claramente y puedo darme cuenta que hay mucha gente en el campo, algunos de ellos instalando carpas blancas donde la demás gente pone mesas y sillas. Cuando ya estoy a un lado de mi Papás, nos sentamos en una mesa y todos los demás hacen lo mismo. En ese momento empiezo a observar a las personas que están ahí. A algunos los conozco, a otros nunca antes he visto.
Es increíble como puedo oler la comida que hay sobre las mesas, ver las caras de la gente con una claridad impresionante... hasta que de pronto, al mirar justo frente a mí puedo ver a mi madrina Adelaida, ahí sentada, sonriendo. Sus brillantes y alegres ojos azules no dejaban de verme, se veía tan linda, tan guapa... Traía su cabello de un color rojo fuego que le llegaba hasta el hombro y parecía muy feliz.

Por unos segundos sentí mucho miedo, no podía creer lo que estaba viendo. Mi cerebro me decía que lo que estaba viendo no era real, Adelaida había muerto hacía ya diez años.. no podía ser ella la que estaba frente a mí. Hice que mis Papás voltearan a verla como para que me sacaran del espejismo que nublaba mi vista, pero ellos también se sorprendieron. Mientras tanto, Adelaida seguía sonriendo y en un instante, se paro y se acercó a nosotros. Yo estaba muda, sentía miedo, emoción, alegría, tristeza, todo al mismo tiempo. Ahí estaba ella, viva, sonriente y vivaracha como siempre. No sabíamos por dónde empezar..¿cómo reaccionas ante alguien que murió hace diez años y que en ese momento volvía a la vida?. No recuerdo si fui yo la que preguntó, o si fue mi Mamá o mi Papá, pero escuché una voz que le preguntaba: ¿cómo regresaste?. Adelaida, sencillamente contestó: Aquí he estado siempre. Nunca me fui. Lo único que tienes que hacer es hablarme, y aquí estaré esperando.
Desperté, confundida, triste...pero llena de un amor indescriptible.

Sweet dreams to everyone.

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